No se si etiquetar este post como «humor» o como «tragedia». El caso es que vía Carlos Hernández, de la Comunidad Hosteltur, tengo el gusto (o el disgusto), de poder observar y escuchar con detenimiento un «entrañable» vídeo de nuestra queridísima Magdalena Álvarez.

¿Cómo pueden caber tantos despropósitos y desatinos en dos minutos y medio?

¿Estamos en manos de unos pocos locos cdomo el de la imagen?

Juzgad vosotros mismos: