Querido y entrañable hotel,

desde hace algo así como un par de semanas me ronda la idea de enviarte este pequeño aviso, pero quizá no soy quién para hacerlo o quizá me meto donde no me llaman. Aún así, yo funciono muchas veces por impulsos a la hora de escribir en mi blog, sin importarme si me tachan de aburrido, entretenido, plagiador, ocurrente, oportunista o comprometido. Cuando escribo en mi blog, simplemente, escribo lo que me sale y lo hago porque quiero y porque me reconforta, me relaja… Y si tengo visitas o comentarios, pues mucho mejor; mucha más motivación, si cabe. En fin, que he decidido escribirte esto.

No quisiera perder la magia de tu blog. Si es verdad que un día, al final de 2008, si no antes, se pierda algo de esta magia, pero es algo predestinado e irremediable. No te voy a decir cuándo fue el momento en que supe quién vas a ser, tu nombre, dónde vas a estar y demás sorpresas, aunque si te digo que fue hace tiempo. Así que, a partir de ese momento y hasta hace un par de semanas (las mismas que indico al principio) dejé de leer tu blog, porque había perdido la magia
para mi. Por lo que he podido comprobar en comentarios en tu blog y en otros blogs, hay gente que ya sabe de ti, aunque son muy pocos, ya que hay muchos que, aunque crean saberlo van muy desencaminados. Ante esta situación, yo he recuperé la sensación mágica, basada en ver cómo los que comentan en tu blog, van dando palos de ciego o acertando, o intentando ponerte trampas, a ver si te pillan. Es también muy gratificante y divertido. Me imagino cómo te debes reir algunas veces, incluso con alguno de tus colaboradores altruistas.

Lo que a mi me ocurrió lo considero una cosa absolutamente normal, y por eso pienso que cuantas más personas lo vayan averiguando, menos magia emanará de tus artículos.

Quizá tienes los tiempos perfectamente medidos y el momento de la caída de tu antifaz está programado para mucho antes de lo que yo espero, desmarcándote posteriormente con nuevas sorpresas. Si es así, entonces todos habremos de rendirnos ante semejante maestría en marketing, título éste que tienes ganado desde hace ya mucho. Pero si no es así, si tu bajada por la escalera central del salón de baile de palacio es para mucho más adelante, por favor, juega al un poco al despiste, para que todos los que te siguen se desorienten y puedan seguir divirtiéndose como lo están haciendo, como lo estamos haciendo. No quisiera que apareciera el típico listillo a desmontarte el magnífico mundo que has creado a tu alrededor.

Todo este juego va a marcar un antes y un después y, por si alguno no se ha dado cuenta, creo que es ya un punto destacado de inflexión entre el ayer y el mañana de la comunicación, marketing y publicidad.

En fin, cuando te descubrí, creo que comprendí la sensación de un niño cuando recibe un regalo de los Reyes Magos que no le gusta.Por eso dejó de tener gracia para mi. Pero bueno, aún así he vuelto a leerte y seguiré haciéndolo, aunque en principio sin hacer ningún comentario.

No se realmente si te produce algún efecto esto o no, si te importa o no, pero a mi me ha salido así y así lo he plasmado, porque quiero, me reconforta y me relaja.

Un abrazo.

Rafael