¿Por qué nos empeñamos en utilizar el término 2.0? Para tratar de definir o encuadrar, mejor, la época que nos está tocando vivir, debemos ponerle un nombre. Y para entendernos lo haremos utilizando el sufijo 2.0, pese a algunos, de tal forma que no queda otra que referirnos a esta revolución on-line como Web 2.0. Podríamos haberla denominado de cualquier otra forma sin modificar la esencia de su concepto y su significado, pero este es el nombre más extendido y, por ello, el que hay que utilizar, aunque no nos guste. Es lo que hay.

Por sintetizar, hay tres patas fundamentales en el banco donde se sienta el concepto 2.0:

– La larga cola (The long Tail).

– Estrechamiento de la brecha digital.

– Las Redes Sociales, wikis, blogs.

Podríamos armar una breve y simple historia del concepto con estos tres elementos diciendo que, desde que Chris Anderson enunciara su famosa teoría (The Long Tail), muchos han sido los debates y opiniones generados sobre el asunto (en el sector turismo en este caso). De lo que se trata es de comprender el error que representa centrar el negocio en un modelo de distribución física en el que sólo son rentables los productos que se pueden vender en base a altos volúmenes de unidades. Donde parece ser que está el negocio real es en la venta de pequeños volúmenes de unidades de productos minoritarios, que, sumados, representan una mayor rentabilidad que la venta masiva de productos mayoritarios.

Por poner un ejemplo, genera mayor beneficio vender muchos libros de muchos autores poco conocidos ante un mercado de más de 2.000 millones de potenciales clientes, que 2 millones de ejemplares de un Best Seller. Si esto lo extrapolamos al turismo nos encontramos con infinidad de nichos de mercado turístico sin explorar, basándonos en un mercado orientado a experiencias y necesidades desconocidas de pequeños grupos de clientes.

Y si vamos más allá, no sólo es aplicable al mundo de los negocios, sino a cualquier disciplina susceptible de ser micro-segmentada en micro-grupos con características similares, entre las cuales destaca la búsqueda de conocimiento e información en general.

Claro, en un mundo off-line esto es inviable, pues acarrearía unos desorbitados costes de marketing y de estudios de mercado tradicionales para poder hacer accesibles estos productos minoritarios al mercado potencial de miles de millones de clientes. Pero, como todo tiene su raíz, metemos en el terreno de juego la segunda pata que se materializa en el concepto de la brecha digital.

La brecha digital es el “hueco” existente entre los grupos que acceden a Internet de forma habitual y los que lo hacen de forma ocasional o no lo hacen nunca. Los motivos de esta brecha podrían ser de tres tipos que sólo menciono sin pararme: de infraestructura, de capacitación y de uso de los recursos disponibles. Mi opinión es que, o mucho me equivoco , o esta brecha va estrechándose, sobre todo en el punto negro de la capacitación ya que ésta viene íntimamente relacionada con la edad de los usuarios, los cuales van creciendo y van entrando en esa miríada de clientes potenciales. Me refiero, como habréis deducido, a los nativos digitales y a gran parte de los inmigrantes digitales o cualquier otra catalogación que encierre la misma esencia.

En definitiva, lo que vengo a decir es que con la difusión de Internet y la tecnología necesaria para su exploración, cada vez surgen más cápsulas que se van añadiendo a la base de la gráfica de la larga cola y se hace indiscutiblemente interesante conectar con todas esas “nuevas” necesidades. Así, ante esa facilidad de acceso a la Red y la existencia latente de miles y miles de necesidades, surge el mejor modo (hasta el momento) de conectar todo, haciendo su aparición la tercera pata: las redes sociales, los blogs y los wikis.

Debemos poner al descubierto las herramientas más útiles en las que apoyarse para averiguar qué elementos de la larga cola son los que requieren aquellos que van pasando al otro lado de la brecha digital. Aquellas herramientas que permiten dar difusión de contenidos, necesidades y experiencias de la larga cola: los blogs, los wikis y las redes sociales, junto con los complementos que arrastran, es decir, la sindicación (RSS), etiquetas (tags), marcadores (Delicious para contenido en general, Flickr para fotos e imágenes, …)

En cuanto a los blogs, como herramienta ideal para difundir, tanto productos, como ideas como opiniones que tendrán mayor o menor relevancia. Y todo ello pensando en las diferentes blogfosferas, y no mirándose el ombligo, dicho sea de paso, para no caer en el rankismo.

En cuanto a los wikis, como herramienta para nutrirse de conocimiento, al tiempo que alimentamos ese conocimiento para otros. Enciclopedias interactivas on-line. ¿Quién lo habría soñado hace 25 años cuando estábamos en el colegio?.

En cuanto a las redes sociales hay como para escribir un Wiki completo. Herramienta de difusión y colaboración en la generación de conocimientos compartidos, concepto que podría aplicarse perfectamente y descubrir su absoluta utilidad en el sector del turismo.

Resumiendo, existe – siempre ha existido – la larga cola, pero no era, ni por asomo, rentable ni factible su explotación hasta el crecimiento y desarrollo de nativos digitales que, a su vez dan lugar a que los inmigrantes digitales intentemos subirnos al tren. Estos usuarios digitales comenzamos a compartir experiencias y conocimientos en blogs y wikis, aglutinando dichos conocimientos y ordenándolos en redes sociales, para poder conversar a gusto y todos en la misma línea argumental.

Y todo esto cuando todavía hoy en día no es más que una parte de usuarios los que están metidos en el ajo. Faltan muchos aún, pero entrarán. En cualquier caso, lo que está clareo es que el acercamiento de las personas aumenta de forma vertiginosa.

Esto es el 2.0, y todo lo que le rodea son efectos colaterales de cuya importancia no dudo, pero no son la raíz ni la esencia básica del 2.0.

Así que, las empresas deben asumir y reconocer lo que se avecina y poner los medios para no salirse del mercado.

La foto que ilustra el post es un regalito que Jordi Ruiz ha dejado en su Twitter y que viene muy a propósito con el tema de esta entrada.