Como empieza el verano, empiezo a tener una especie de ansiedad literaria que viene generada, no se por qué. Será el sol y el calor, que me dan vida. Como digo, ya he empezado la lectura estival y lo he hecho con un libro que me está sorprendiendo por su originalidad: «La elegancia del erizo«.

Pero este no es un blog de literatura, por lo que no voy a hacer una crítica del libro. Lo que ocurre es que leyéndolo me viene a la cabeza esa sensación de que muchos nos dedicamos a hablar por hablar y que aquí hay «mucho ruido y pocas nueces»; sensación que se respira habitualmente en la blogosfera.

Y esto me ha ocurrido justamente al leer un párrafo del libro en cuestión que viene al hilo de una visita de la protagonista a una residencia de ancianos y que os copio aquí literalmente:

«…Hace tiempo que aprendí que la vida se pasa volando, mirando a las personas a mi alrededor, tan apresurados siempre, tan agobiados porque se les va a cumplir el plazo, tan ávidos del ahora para no pensar en el mañana…Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno siempre se dice a si mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy»

¿Cómo lo veis?