• El candidato ideal aporta 4/5 años de experiencia en la gestión de proyectos de innovación (start-ups online o estrategias digitales de una empresa) y en la gestión de comunidades y redes sociales
  • Tiene que ser experto en herramientas de marketing online para captar y fidelizar clientes
  • Tiene visión de negocio, es creativo y le gusta proponer iniciativas inovadoras, siendo capaz de defenderlas a un nivel directivo
  • Capacidad de liderazgo, autonomía y espíritu de colaboración son competencias imprescindibles para llevar a cabo este proyecto
  • Tiene que hablar inglés 

Esto está copiado de una oferta real de empleo como Community Manager

Hay ya miles de entradas de blog y de resultados de búsqueda en todos los idiomas, en las que se define lo que es el Community Manager. No obstante no es habitual ver a nadie mojarse a la hora de decir la cifra que debe cobrar quien acceda a ese puesto en una empresa. Sin embargo se va viendo por dónde van los tiros al contemplar los enunciados de las ofertas en los que se llega a solicitar un becario o un empleado en prácticas para realizar las funciones del Community Manager. En definitiva, otro puesto más para engrosar las filas del mileurismo, o – para privilegiados con suerte – llegar a los 1.500 € netos al mes, lo que supone (a ojo) un sueldo anual de 24.000 € – 25.000 €. Pero esto es lo más que puede aspirarse a ganar como Community Manager hoy en día.

A mi me parece que no debería funcionar así. Ahora resulta que es una profesión de nueva creación y un puesto cuya oferta está creciendo de forma exponencial en los últimos meses, y para el que, además, escasean los candidatos realmente válidos. En estas circunstancias, no se buscan Community Managers, sino personas que nos saquen las castañas del fuego de una forma más o menos aceptable. Claro, esto aprovechando el hecho de que quien va a ser el beneficiario directo de sus servicios no tiene ni idea de en qué consiste el trabajo en cuestión y traga por donde le digan.


Así que, si nos ponemos serios, y hacemos las cosas como es debido, tendríamos que valorar a una persona que cumpliera con unas características muy concretas, incluyendo amplia experiencia y dominio de la expresión oral, además de unas cuantas cualidades innatas. Haciendo un pequeño resumen de todas las definiciones de Community Manager que circulan por la red, parece ser que el perfil adecuado sería el de una persona que cumpla los siguientes requisitos:

  • Conocer a fondo la empresa, su filosofía, su objeto de negocio y sus objetivos a corto y largo plazo.
  • Lo mismo de la competencia.
  • Tener facilidad de palabra y dominar el arte de plasmarla de forma escrita.
  • Gozar de un alto nivel de empatía.
  • Dotes de comunicación para saber ser la imagen online de la empresa.
  • Estar alerta, no sólo 8 horas diarias, sino todas las horas durante las que permanezca despierto/a.
  • Conocimiento profundo del Social Media, siendo muy valorable el contar con una imagen personal consolidada en Redes Sociales mayoritarias.
  • Estudio continuo de las novedades que van surgiendo a diario en asuntos de control y comunicación online.
  • Ser creativo/a.
  • Poseer conocimientos técnicos de SEO y Análisis Web (estamos en Internet…)

Creo que con estos requisitos – espero que indiscutibles – no es de recibo poner esa responsabilidad en manos del primero que pase, con tal de ahorrarse unos miles de euros. Y ahora me mojo y empujo a todos aquellos que cumplan con estos requisitos con un rigor demostrable que, para empezar a hablar, deberían exigir un mínimo de 40.000 € anuales (y subirlo, dependiendo de la empresa, su presencia online, su reputación, etc…). ¿Por qué 40.000?, pues por partir de una cifra acorde al perfil exigido que esté claramente por encima de lo que ofrece ahora el mercado laboral para ese precio, buscando que el puesto se valore como es debido en términos económicos. Debemos recordar que hay una oferta abundante y bastante escasez de aspirantes con el perfil adecuado. Claro, hablamos de unos requisitos necesarios para hacer un trabajo a la altura de lo que se espera. Si la exigencia de resultados es tan exigua como el sueldo que se ofrece, entonces hablamos de otra cosa.