Hola, amigos,

sigo dándole vueltas al tema y me salen los problemas. No es que trate de desmotar una teoría a todas luces acertada, no. Es que me he empeñado en la vieja teoría del contraejemplo, precisamente para encontrar la salida correcta, siempre con la ayuda de los que lo tiene claro. Sin ellos estoy perdido.
En todo este ir y venir de ideas sigo a Carme Pla y veo su magnífica síntesis, recogiendo retazos de aportaciones de diferentes blogs, este incluído, aunándolas en una sóla.
Así que sigo en mis trece y planteo lo que se me va ocurriendo.
En una gestión tradicional de un hotel en el que se venden habitaciones y salas, con dos departamentos directamente implicados (Reservas y CCI), surge una polémica retributiva difícil de sortear. Si los incentivos de ambos departamentos se basan, entre otros componentes, en los ingresos por habitación, resulta que CCI, como vende a grupos y la tarifa es más cara, le resulta relativamente asequible lograr su objetivo, pues es el departamento que manda en el precio. De esta forma, en reservas, condicionados al precio de habitación que marca CCI, tiene que vender a un precio más elevado de lo que deberían. Resultado, entran muy pocas reservas individuales, mientras que el grupo (CCI) está asegurado. Y todo debido al precio. Así vemos que en CCI piensan y trabajan para si mismo, atando de pies y manos a reservas. Sirva esto como ejemplo de sistema de gestión tradicional.

Si esto lo extrapolamos al Open Business, por supuesto no nos vamos a encontrar con semejante situación, que va en contra de la idea totalmente. Pero si, como apunta Carme, el sistema retributivo está basado en el valor aportado,

– ¿cómo se mide este valor?, y
– ¿cuáles han de ser las variables a manejar para que los incentivos se puedan obtener de forma justa sin interferencias interdepartamentales?. Debe ser un sistema tan limpio que las acciones de unos no perjudiquen a los otros. Tarea nada fácil
A sabiendas de que, pensando un poco, entre todos, se puede llegar a establecer un sistema equitativo y justo, sigo viéndolo como uno de los principales problemas.

Y dejo la pincelada para un próximo post (por no mezclar conceptos) de otros problemas.

1- La figura del moderador, el que decide en última instancia y bajo cuyas acciones está el futuro cercano del resto. ¿no se convertirá en el malo de la película?. Y pensad que una película con malo ya se acerca al drama y se aleja del romanticismo.

2- La reciprocidad. A ver qué pasa aquí, que mientras unos aportan y trabajan en la línea adecuada, otros están a verlas venir y «chupando» del trabajo de los anteriores. No es fácil, ni se cómo abordar, el conseguir que toda una organización, aunque sea pequeña, marche junta y en la misma dirección.

Si tengo alguna buena idea os la contaré. Seguro que existen, no hay más que buscarlas.

Hasta la próxima.

Rafael