Manténgase fuera del alcance de los niños

Manténgase fuera del alcance de los niños

Si invertimos un poco el sentido de la frase que titula este post, en seguida nos damos cuenta de que nos sale un chiste fácil, tergiversando su significado hasta el punto de interpretar que en el prospecto de cualquier medicamento nos indica como precaución el que seamos nosotros mismos los que debemos mantenernos fuera del alcance de los niños. No está mal el chiste…

Lo malo es que hoy en día, y con la que está cayendo, esto de chiste no tiene nada. Dicen en el diario Qué.es, que los niños prefieren Tuenti y Youtube, a las webs infantiles, independientemente de otras cansinas conclusiones a las que llegan en el artículo. Hay muchas otras referencias a la generación que nos viene y que se la va conociendo como Generación Y. En fin, son dos claros ejemplos para ilustrar lo que quiero decir, que es lo siguiente:

La verdad es que me canso. No se si es que yo lo veo tan claro, que realmente me estoy equivocando. Que las empresas no quieran olvidar el marketing y la comercialización tradicionales me parece muy bien, porque el hecho de que la Web 2.0 haya irrumpido en nuestras vidas de la forma en que lo ha hecho, no quiere decir que sea sustitutuva de nada, sino complementaria. Al menos de momento.

Y en ese «al menos de momento» está la disyuntiva de todo esto y de ahí surge la eterna pregunta: ¿Hay que estar en las Redes Sociales?. Las posibles respuestas lógicas son «SI», o «NO». Y ninguna otra.

Si la respuesta es «SI», pueden ocurrir dos cosas:

1- Te sale bien y obtienes un beneficio considerable resultando ser algio exitoso.
2- Te sale mal y pierdes el tiempo invertido y el dinero. Pero casi seguro que esto ocurre por algún problema de estrategia.

Si la respuesta es «NO», pueden ocurrir dos cosas:

1- A corto plazo, incluso a medio, no pasa nada. Si, habéis leido bien y repito: a corto plazo, incluso a medio no pasa nada. No pasa nada, no pierdes nada. Ahora bien, luego no vengas diciendo que tienes prisa, porque los trenes de alta velocidad ya habrán pasado hace tiempo.

2- A largo plazo, sin embargo puede que ya no existas. Y fíjate bien que digo «puede». Porque si, a lo mejor es una moda pasajera; quizá se trate de una burbuja…y explote; vendrán nuevas modas y ya tendrás tiempo de subirte. Pero eso – repito – puede que sea así. Pero también puede que no. Y en este caso hay que tirar de tu predisposición al riesgo.

Es tu decisión si quieres arriesgarte a no entrar en el juego. A lo mejor aciertas, quien sabe, y te ríes de los que no nos arriesgamos. Y nos dices «lo veis, ya os lo decía yo, que eso no servía para mucho». Pero quizá te equivoques y hayas metido la pata. Si ocurre esto segundo, no te preocupes, que siempre podrás engancharte. Aunque – eso si – te costará muchísimo más y «puede» que no alcances a los que te precedieron.

En cualquier caso, y desde mi punto de vista, permíteme un consejo:

Si escoges la opción del «NO», tómate en serio el título de este post. Ya sabes, eso que pone en los prospectos de los medicamentos: «Manténgase fuera del alcance de los niños».

Por lo que pueda pasar.

Clasificación de usuarios de Internet desde la visión de la empresa: Convencer sobre Redes Sociales

Clasificación de usuarios de Internet desde la visión de la empresa: Convencer sobre Redes Sociales

Desde hace tiempo vengo luchando e intentando lograr encontrar la forma más idónea de transmitir el por qué la empresa en la que trabajo debe participar en las Redes Sociales. Y voy más allá planteándome cuál es la mejor manera de transmitir las bondades y beneficios de las redes sociales para cualquiera que esté en esta misma lucha, sea cual sea el sector al que pertenezca la empresa. Algo de lo que estoy ya convencido es de que vamos muy acelerados. Pero para explicar esta afirmación particular y subjetiva, primero quisiera poner sobre la mesa una serie de cuestiones que me ayudan a encauzar todo esto de una forma coherente: 1- Hay varias clasificaciones, digamos oficiales, sobre los usuarios de Internet y la Web 2.0. Ya sabemos todos que convivimos nativos digitales, inmigrantes digitales, sabios digitales, el subconjunto de los early adopters, y cualquier otro calificativo con la coletilla de digital que queramos añadirle. Y, ojo, que esta clasificación me parece muy correcta y acertada. Pero también aquí vamos acelerados, muy acelerados. Si nos enfrentamos a una sesión en la que tenemos que convencer a ciertas personas, la clasificación anterior no nos sirve, pues nos encontramos otra clasificación diferente. Al menos en los criterios. Hablamos entonces de – Hasta 20- 30 años, los convencidos digitales. Estos nacen con ello y no es necesario convencerles de nada. La pena, y ahora si me refiero al sector hotelero, es que no son, precisamente a los que hay que convencer. Y, por otro lado, tampoco son ellos los interesados en convencer a nadie. – Entre 30-40 y 45-55 años, los convencedores digitales, entre los que me encuentro (41, por si acaso alguien se lo pregunta). Y este es el grupo que más tarea tiene en este mundo digital, pues debe convencer al tercer grupo – que ahora veremos -. El problema es que los convencedores digitales hemos avanzado, estudiado y comprendido, tras muchas horas de lecturas y auto-estudio, y pretendemos que los demás (los del siguiente grupo) nos comprendan a la primera. Manejamos conceptos y los damos por asimilados, y ese es nuestro error. – De 55-60 años en adelante, los incrédulos digitales. Ocupan la mayoría de los puestos de decisión y de ellos saldrá la última palabra a la hora de invertir dinero en lo que sea en base a sus propios criterios, los cuales están basados, por regla general en el único fin de la obtención de un beneficio económico, Además de un concepto de la productividad enfocado a algo así como que “el tiempo del trabajador es propiedad de la empresa”. 2- Como he dicho en el punto anterior, los conceptos que manejamos y la interpretación que damos a esos conceptos los convencedores digitales no encajan con la interpretación que les dan los incrédulos digitales. De esta forma, lo que debemos hacer es ir a lo simple. Así, ante afirmaciones como estas, respuestas como estas:: – “Internet es algo privativo de los informáticos. Si se me estropea Internet, ¿a quién llamo?…a un informático”. Esta obsesión por identificar Internet con la informática es el primer punto a tratar con ellos. Deberíamos comenzar por ahí, por la base y hacerles comprender que Internet no es Informática (al menos como ellos conciben la informática). Incluso explicarles que Internet no se estropea, pues lo que se estropea es el ordenador, o una línea telefónica. Debemos explicarles, aunque sea por encima, que hay líneas de voz y líneas de datos. – En el hotel ya tenemos Internet (al crear la página Web del hotel). Lo que tienes en el Hotel es una Web. Y una Web no es lo mismo que Internet. Internet es el entorno, la maquinaria en la que funciona una Web. – Tal o cual empresa nos va a hacer la Web del hotel. ¿Podemos pedirle garantía de 24 meses? Una página Web no es un lavavajillas. No tiene garantía general. O existe o no existe. ¿En qué aspecto concreto de la Web quieres una garantía? – A mi Internet no me sirve como canal de ventas. En este punto me refiero al sector hotelero. Para los que me leen y no pertenecen a este sector, decirles que en el mundo hotelero, un canal de ventas es una de las fuentes por las que te llega una reserva (por ejemplo una agencia de viajes). A los incrédulos digitales hay que explicarles que Internet no es un canal de ventas, sino una vía por la que acceder a los canales de ventas. Una vía más (no sustitutiva) como el teléfono, el fax o el email. Hay más afirmaciones, pero tampoco quiero aburriros. La idea de este post es que vivimos una época en la que tenemos que – Convencer de que Internet no es lo que los incrédulos piensan que es. – Una vez conseguido el punto anterior, podremos pasar a hablar del 2.0 y las Comunidades y Redes sociales. Si nos saltamos el primer paso, vamos muy acelerados. Por último, y si me permitís un pequeño apunte, deciros que el hecho de que exista el grupo de incrédulos digitales no quiere decir que los convencedores digitales tengamos que ir de listos, porque si alguien tiene que dar lecciones de ámbito empresarial son ellos, y no nosotros. Es más, dentro de un tiempo, un tiempo en el que habremos abierto las puertas a los que vienen detrás – los convencidos digitales – nos encontraremos con que nosotros, los aguerridos convencedores, nos hemos convertido en incrédulos y los convencidos en convencedores. Es la vida, en digital o en cualquiera de sus representaciones.

Los conceptos de Brecha digital y Nativos digitales no caminan juntos

Los conceptos de Brecha digital y Nativos digitales no caminan juntos

No me convence del todo esta clasificación surgida a partir de la definición de Brecha digital. La verdad es que humanamente tenemos una necesidad de llamar a las cosas, situaciones o entornos con algún nombre que las identifique. También tenemos, humanamente, una necesidad de establecer límites entre las cosas, fronteras que nos sirvan para pasar de un estado al siguiente. Esto es lo que hemos hecho y aceptado con la división de las personas que habitan el mundo en esta nueva Edad 2.0 de la Web en tres grandes grupos que nos sirven para explicar lo de la brecha digital. Esta división por edades encierra, para mi, algunos problemas básicos, que demuestran claramente que no es la mejor división para explicar el asunto de la brecha digital: – Es una división estática. No podemos poner un límite a los nativos digitales, ni – por lógica – a los inmigrantes digitales. Y menos aún en términos de la edad de los mismos. – Además, ¿hasta cuándo va a estar en vigor esta división?. La división en si, falla a partir del momento en el que el tiempo, los meses y los años van pasando. De esta forma, los nativos digitales que se encuentren en el límite de edad de esta franja pasarán a ser inmigrantes digitales el año que viene. Esto, como podéis ver, es una tontería. – ¿Quiere esto decir que llegará un momento en el que todos sean nativos digitales?, pues si. Y ¿entonces ya no habrá brecha digital?, pues si la habrá. Seguirá habiéndola y la clasificación histórica por tramos de edad ya no valdrá para nada. Así que, ¿hasta cuándo va a estar en vigor esta clasificación? – Hay usuarios de la Web de 40, 50 ó, incluso, 60 años que llevan una ventaja enorme en uso de nuevas tecnologías y Web 2.0 a otros usuarios de 20 ó 25. Y hay muchos. Me atrevería a decir que existe la posibilidad de que, evaluando a los inmigrantes digitales por un lado y a los nativos digitales por otro – en términos de facilidad para desenvolverse en las nuevas tecnologías – encontraríamos una mayoría de inmigrantes digitales con la mejor nota. Todo esto viene a cuento porque últimamente me he topado en numerosas ocasiones con entradas en blogs y artículos en periódicos que hablan de ello y que, me da la sensación de que lo hacen porque está de moda y se ven en la obligación de escribir sobre el tema sin documentarse lo suficiente. Menos mal que me he encontrado otros – algunos de ellos antiguos ya – en el que impera la cordura y el entendimiento, pues asocian la brecha digital (que la hay) con otros parámetros como el uso efectivo de la tecnología y el nivel de actividad , o algunos que incluso nos recomiendan que nos dejemos de clasificaciones y pasemos a la acción para lograr la transformación. Y el más claro de todos, uno en el que Juan Freire en Soitu.es muestra una síntesis de los tipos de brechas digitales y el por qué de las mismas y no menciona los aburridos grupos de edades, que son Brecha de uso, Brecha de acceso y Brecha de apropiación Por cierto, y como nota adicional, ocurre aquí lo mismo que nos comenta Nando acerca de un estudio en el que se ha analizado el SEO de varias cadenas hoteleras, con – al parecer – una falta de criterio manifiesta y un “hacer cada uno lo que le venga en gana sin medir las consecuencias”. En fin, que debemos tratar de hablar con propiedad cuando nos referimos a todos estos términos que se van poniendo tan de moda.

Desmitificando a los nativos digitales

Desmitificando a los nativos digitales

Se habla mucho de la nueva generación que viene pisando los talones y que, al parecer, va a dejar mudos, sordos y cojos a un alto porcentaje de los que actualmente estamos en el momento álgido de nuestra vida laboral. ¡Pues qué pena!. Tantos años luchando, pegándonos con nuestras ideas y las ideas de nuestros superiores, queriendo hacer cosas y progresando a base de aprendizaje y almacén de conocimiento.

Los inmigrantes digitales, como así estamos catalogados en este mundo cibernético estábamos, hace 20 años unos pasos por detrás si nos comparamos con cómo están los que ahora tienen entre 15 y 20 años: los nativos digitales. No voy a entrar a definir lo que está ya más que definido, no voy a enrollarme en conceptos más que mascados. Si alguno aún no sabe de qué hablo puede entrar en este enlace, o en alguno similar, en el que se define la clasificación humana a la que me estoy refiriendo. Incluso, para los más estudiosos, hay un blog dedicado en exclusiva a esta generación.
Y para entenderlo, como anécdota, un artículo del brillante Juan Cueto en El País. Creo que con todo esto es suficiente para encuadrarlo.

Pero a lo que yo voy es a otra cosa. Es, por supuesto, dignísimo de tener en cuenta el hecho de que viene una generación por detrás y que pisa fuerte. Y si no fuera así, apañados íbamos. Pero tampoco debemos magnificar, pues les queda un buen trecho que recorrer y pueden caer en unos peligros educacionales y cognoscitivos que ni se imaginan. Saben manejar la tecnología bastante mejor que la mayoría de nosotros (generación anterior), pero

¿para qué?

En esta pregunta está una de las claves. Me da pie a hacer una llamada de atención al entorno educativo de los nativos digitales, y me refiero a centros de enseñanza y profesores, lógicamente.

Hoy en día, como decía, manejan muy bien la tecnología, pero no saben cómo canalizar esa capacidad que tienen, la cual, por otra parte, no han obtenido por méritos propios, sino más bien porque les ha tocado nacer en una era en la que la conversación y la inteligencia colectiva se imponen. Pero están a su libre albedrío ( a su p. bola, como dirían muchos). Esto no es lo más apropiado.

Necesitamos entonces:

– Educadores que sean capaces de hablar su idioma. Me da la impresión de que esta generación no consigue hacerse entender con la anterior. Y no es un problema síquico, moral o social (éste siempre ha existido entre generaciones), sino un problema sintáctico y semántico en cuanto a la forma de hablar. Un problema conceptual del día a día. Y ellos tienen la llave, pero pocos hay que puedan abrirles la puerta adecuada.
– Entornos que les ayuden a saber encontrar la información que realmente es importante. La lectura diagonal de los textos (que es la técnica que emplean), les hace perderse la posibilidad de obtener un conocimiento precioso. ¿Es culpa suya?. A medias. Si van de sobrados, vamos a darles los textos de forma que les enganchen desde el principio y les obliguen a leer en horizontal.
– Comprensión y asimilación de lo que significa la multitarea, por parte de los que tenemos que escucharles, sin intentar imponer nuestro sistema de concentración unidireccional. Ellos tienen capacidad de actuar en varios frentes a la vez. Es una cuestión de que nosotros lo asumamos como posible.
– También, por qué no, hacerles comprender que no son más inteligentes que nadie y que no han llegado a desarrollar estas capacidades (como he dicho antes) por méritos propios. Enseñarles, pues, a conocer el sentimiento de seguridad que da la consecución de una meta.

Tenemos una mina ahí, si, pero como no consigamos ponernos a su altura tecnológica, no vamos a conseguir que ellos lleguen a nuestra altura en cuanto a síntesis y capacidad de obtención de conocimiento útil.

Es verdad que son los nativos digitales – gran título – que la inteligencia crece de generación en generación (en términos absolutos), que cuando llegue su momento, puede ser absolutamente revolucionario en todos los ámbitos empresariales y laborales, pero esto a de ser con la ayuda y la participación de nosotros, la generación anterior. Así que hemos de ponernos las pilas, pensando en nosotros, en ellos y en lo que nos viene… Y es que si no, puede no resultar tan bonito como parece. No se puede vaticinar como desastre, pero una falta de organización y de conocimiento específico de las cosas como base del futuro es un mal boceto.

Están ahí a las puertas, pero, de momento, sin nosotros, no los veo avanzar en la dirección adecuada. Nosotros, por nuestra parte muy mal haremos si no aprovechamos la oportunidad que se nos está presentando con ellos.

La nueva generación de clientes multitarea.Ahorra o nunca.

La nueva generación de clientes multitarea.Ahorra o nunca.

He dicho ahorra, y no, no he cometido un error tipográfico. Las empresas hoteleras están viviendo una época muy propicia para ahorrar. Pero no os confundáis, que ya veo a algunos pensando en cometer una y otra vez los mismos errores, es decir, reducción de personal, ahorro en costes de formación, ahorro en gasto energético mediante métodos rudimentarios como quitar bombillas,…

No estoy hablando de este tipo de ahorro. Me refiero, nada más y nada menos que a ahorrar clientes.

Y ¿cómo se hace esto?, dirán algunos.

Pues resulta que hay millones de futuros clientes circulando por ahí y a los que fidelizar ya, para que, en unos años, formen parte de la cartera habitual del hotel, cuya atención hay que captar en el primer instante. Me refiero, por supuesto, a los verdaderos nativos digitales , sobre los que hay que desmitificar la visión de que sólo están presentes en Internet. Esto es falso, también tienen vida social y aficiones «de las de toda la vida». En poco tiempo querrán ir de vacaciones, alojarse en hoteles, en tu hotel.

Existe un problema de hiperactividad y multitarea on-line en este segmento de la población, lo que implica la adopción de unas técnicas de llamada de atención a las que no estamos acostumbrados, para captar su atención desde el principio, evitando revivir su tendencia a la lectura diagonal, que implica una lectura superficial e incompleta tendente a quedarse sólo, en el mejor de los casos, con algunas partes que merezcan su atención. Y esto puede extrapolarse a conferencias, presentaciones, podcasts, sesiones formativas,…

Parece que en esta generación han conseguido aumentar su capacidad de procesamiento secuencial, reduciendo, a su vez, la capacidad de retener conocimiento. Con todos estos ingredientes tenemos a millones de futuros clientes cuya atención hay que captar a toda costa. Dolors Reig nos da algunas claves para conseguirlo. Y lo hace para aplicarlo a la formación, aunque sería algo perfectamente aplicable a la fidelización de clientes para cualqyuier sector en general y el turismo en particular.

Lo que debemos hacer, según Dolors es:

Afinar en la presentación y que ésta sea breve, echando a un lado dialécticas sobre uno mismo, abstracts o índices extensos. Desde el principio, al grano, que no hay mucho tiempo, ni ganas de entretenerse en cuestiones superfluas.
Utilizar suficientes recursos visuales, sin quedarse exclusivamente en texto o audio.
Adaptar el discurso a nuestros lectores/clientes, sin utilizar tecnicismos ni expresiones que tiendan a magnificar nuestra supuesta sabiduría o a intentar dar a entender cuánto sabemos sobre este u otro asunto.
Variaciones vocales y expresivas encaminadas a no aburrir. Aunque sin excesos, para no caer en el error del punto anterior.
Utilizando un símil bancario, ábrete una libreta de ahorro (de clientes que ahora tienen entre 15 y 20 años) y mantenlos ahí, dándoles lo que quieren y que vayan generando intereses, porque el saldo acumulado será un buen seguro de continuidad de tu negocio hotelero.
¿Qué tal, por ejemplo, un apartado especial en tu web, en tu blog, dedicado a todos estos nativos digitales?. Es una forma de empezar a ahorrar…clientes.Y como nota final, debo compartir un pequeño párrafo que he encontrado en el blog de Claudio Bravo, y que viene muy al caso con lo que intento transmitir:Hay un cambio en la forma que la gente sigue las noticias. Gracias a la potencia de Internet las personas ya no se limitan a consumir noticias de forma pasiva (en plan cuéntame una historia), sino que que salen a buscar noticias de forma proactiva (quiero una respuesta a mi pregunta).